Proceso de elaboración de la Daga de edición limitada 31 Enero Tercios I

El proceso de elaboración artesanal de una espada o daga altamente personalizada viene precedido siempre de un periodo de estudio. Antes de forjar la hoja o trabajar la guarda, es necesario haber dedicado varias jornadas de trabajo a la obtención de la mayor cantidad de información posible acerca de la pieza en cuestión.

Finalizada esta primera fase, comenzamos a dar forma -primero en papel- a toda esta documentación, para posteriormente decidir que técnica o técnicas nos permitirán alcanzar el resultado deseado.

En el caso de la daga de mano izquierda que nos ocupa, siendo un arma tan representativa del soldado de Los Tercios españoles, debíamos hacer prevalecer ante todo el rigor histórico de la pieza, y desde esa premisa inicial, conseguir la distinción deseada para un producto que una vez finalizada la edición, no volveremos a fabricar. Sin olvidar trasladar a la pieza, por tratarse de una edición limitada, una clara diferenciación respecto a cualquier otra que se esté o se haya comercializado anteriormente en el mundo de la espadería.

Próximamente os compartiremos todo este trabajo de investigación con una publicación desde el blog de nuestros amigos de la asociación 31 Enero Tercios, que han sido los encargados de asesorarnos y guiarnos en estos inicios, pero hoy, os queremos descubrir cómo se ha obtenido la pieza final de la imagen, partiendo de materias primas tan básicas como el hierro, el acero, la madera o el cuero.

Daga de mano izquierda edición limitada 31 enero tercios. Consigue la pieza aquí.

Comenzamos explicando el proceso de la elaboración de la daga desde la estancia más espectacular y visual del taller de espadas del Maestro Arellano en Toledo, la fragua. Lugar donde se forja la hoja con acero de alto carbono –no empleamos aceros inoxidables-.

Fragua de espadas del Maestro Arellano

Arropando el material con un buen carbón de origen mineral –principalmente de huya- calentamos el acero hasta conseguir la temperatura óptima para el forjado, que estará entre los 800 y 1200 ºC, El maestro artesano vigilará constantemente mediante la visión directa de la pieza, que ésta no alcance temperaturas superiores, y decimos mediante la visión directa, porque será el color del acero en el fuego lo que nos indique la graduación alcanzada. En nuestro caso, lo ideal es que el color esté entre un rojo cereza y un rojo claro, evitando siempre que alcance un rojo blanco que representaría temperaturas superiores a los 1200ºC.

El maestro Arellano preparando el acero al carbono para la forja.

Detalle de momento previo a la forja.

CONSIGUE LA PIEZA AQUÍ

En el instante preciso y adecuado para la forja, pasamos rápidamente a trabajar sobre el yunque, donde mediante diferentes mazas y martillos de varios pesos y tamaños daremos la forma a la hoja, reduciendo el espesor hasta unos 5 mm en el caso de esta daga. El proceso de calentado del acero y su trabajo en el yunque se repetirá sucesivamente hasta conseguir dejar la punta y la espiga con la forma más aproximada posible.

El maestro Arellano y su hijo Tony forjando la hoja de la daga.

El maestro Arellano dando forma a la punta de la daga.

Una vez conseguida esta forma, procedemos al tratamiento térmico de la hoja -conocido popularmente como el templado- enfriándola de forma controlada mediante “baños” sucesivos en aceite. Este proceso es sumamente importante, ya que es aquí donde la hoja adquiere su dureza, por lo que debemos conseguir la flexibilidad deseada en función del modelo de pieza, y principalmente del uso que vaya a tener la espada, daga o puñal resultante.

El maestro Arellano templado la hoja de la daga.

Una vez forjada y templada la hoja, ésta presenta un aspecto muy basto llamado bruto de forja, a la que, para conseguir un buen acabado, sometemos a la acción de la muela, haciendo los vaciados, filos y terminación de la punta, pasando cada vez a muelas y lijas más finas, hasta alcanzar el acabado rústico elegido para esta daga.