La espada toledana y la fábrica de armas de Toledo. Inicio, auge, caída y renacimiento - 4.6 out of 5 based on 10 votes
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Cayó en nuestras manos un precioso libro de Hilario González, Capitán de la Academia de Infantería de Toledo, publicado por Menor Hermanos en 1889 y titulado "La fábrica de armas blancas de Toledo", un diminuto y precioso libro - cofre que nos llega como testimonio del origen ancestral de la producción de espadas y sables en Toledo, ciudad centro de producción mundial en su día, su apogeo y posterior caída. Porque la Historia es parte de nosotros y no debemos renunciar a lo que somos.

Artesanía Tradicional Toledana, Tizona del Cid en hierro

El poeta latino Gracio Falisco (s. I d.C.) ya escribió "Imo toleotano praecingant illia cultro" y su coétaneo Ovidio le hizo especial mención en su última Epístola del Ponto ad invidum, al escribir "Aptaque venanti Gracius arma daret".

Algunos escritores han afirmado que existían ya en Toledo fábricas de armas blancas de gran calidad en época de Augusto e, incluso, en épocas más remotas como indica Amador de los Ríos en su "Toledo pintoresca", donde afirma que "la misma estimación que merecieron las armas toledanas a los mejores soldados del mundo antiguo, siguió conservándose durante la dominación gótica en que no se abandonó en Toledo la fabricación de armas blancas. Los árabes supieron también aprovecharse de los conocimientos que en este ramo tenían los habitantes de esta ciudad, llegando al más alto grado de la construcción de instrumentos de guerra en tiempo del Califa Abderrahman II. Igual importancia debió adquirir la industria armera toledana en la época de Don Jaime el Conquistador".

Incluso Cervantes, en el Quijote, habla de las "espadas toledanas del perrillo", llamadas así por ser la figura de un perro la marca que su forjador usaba en ellas.

Sin embargo, más allá de alusiones históricas y literarias, lo cierto es que en Toledo existieron antes de la Real Fábrica de Armas numerosos talleres y pequeñas fábricas que produjeron durante siglos espadas, dagas, navajas, lanzas, alabardas, etc, agremiándose y situándose en torno a espacios como la llamada calle de las Armas. La antigua fábrica de acero de Mondragón, única en su tiempo a nivel mundial, se constituiría como fuente de materia prima a los armeros de la antigua corte goda, tal como confirman los versos que dicen :

 

"Vencedora espada,

de Mondragón tu acero

y en Toledo templada"

 

Artesanía Tradicional Toledana, Tizona Española de los Tercios. Hierro grabado y calado.

Sin duda, la época de mayor apogeo para la industria armera toledana y, en concreta, sus famosas espadas toledanas, fue la que transcurrió durante los reinados de los Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II (último tercio del s. XV a finales del s. XVI), cuando los tercios españoles dominaban la mayor parte de Europa y gran parte de América, tiempos en los que el acero toledano brillaba al borde del Rhin, el Danubio, el Marañón y el Amazonas. Eventos como el levantamiento de los Comuneros de Castilla, que en Toledo tuvo lugar liderado por Juan Padilla, reactivaron aún más la producción de espadas.

Sin embargo, la creciente demanda de armas de fuego durante el s. XVI significó el punto de inflexión para una industria de armas blancas que hasta entonces había tenido en Toledo su centro mundial. A partir de entonces, la producción de espadas toledanas volvió a los pequeños talleres artesanales y a principio del s. XVIII recibiría un golpe casi definitivo con la introducción en España de la moda francesa del espadín, que sustituyó en los trajes a la daga antigua y la espada de cazoleta, generalizándose su uso especialmente desde el final de la guerra de sucesión y el consiguiente Tratado de Utrecht.

Cuando Carlos III, monarca ilustrado, llegó al trono en 1758 y supo que en Toledo ya apenas se forjaba la famosa espada toledana, dictó una Orden en 1761 para que se hiciera construir un Fábrica de Espadas con los escasos artesanos y maquinaria dispersa existente. Instalándose inicialmente en el casco antiguo, en la llamada calle de Correos por haber estado en dicho solar la Administración de Correos, pronto Carlos III fue consciente de la necesidad de trasladarla a un espacio más amplio para las máquinas, fraguas, almacenes y oficinas necesarias, así como de fácil acceso. De este modo, trasladó dicho encargo al arquitecto mayor de la Corte, Francisco Sabatini.

Artesanía Tradicional Toledana, Tizona del Cid en hierro

Dice Hilario González en este maravilloso libro que "al efecto pasó a Toledo y, examinando varios locales del interior y sitios extramuros, eligió como más a propósito el terreno que ocupaba una huerta propia a la sazón de la Cofradía de la Caridad, y antes llamada de Daza. Estaba situada a la margen derecha del Tajo en la extremidad occidental de la entonces pintoresca Vega baja a 1.500 metros de los muros de la ciudad. Concluidos todos los trabajos en fines de Mayo de mil setecientos ochenta y dos, el arquitecto Sabatini no hizo entrega formal de la nueva fábrica al ingeniero nombrado director de ella y comisionado al efectoS. Antonio Gilmon, hasta el veintisiete de Julio de mil setecientos ochenta y tres. Desde esta fecha quedó su administración económica a cargo de la Hacienda pública y muy luego pasó al del acreditado y brillante Cuerpo de Artillería".

Más de dos siglos después de su fundación y puesta en marcha, la Fábrica de Armas de Toledo pasó a acoger parte de las instalaciones del campus de la Universidad de Castilla-La Mancha en Toledo. Sin embargo, la huella arquitectónica impresa en dicho campus, el barrio contiguo llamado de la fábrica de armas por haber sido construido como viviendas unifamiliares cercanas para los obreros de la misma y los vestigios de las centrales hidráulicas del río Tajo que la dotaban de electricidad para su producción, perdurarán durante siglos como parte de la historia de Toledo, ciudad universal y milenaria.

A día de hoy, el Ayuntamiento de Toledo está revitalizando los cursos de oficios artesanales en el campus de la universidad, impartiéndose talleres de espadería, damasquinado, bordados con el título de "oficios del Corpus Christi" y solados aplicados a la Judería, a personas interesadas en adentrarse en el mundo de la artesanía, por parte de maestros artesanos como el maestro espadero Antonio Arellano y el damasquinador Oscar Martín Garrido, ambos miembros de Espadas de Toledo.

 

 

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