La historia de la espada europea: de lazos a tazas.

La espada es un arma milenaria y simbólica, que ha acompañado al ser humano en sus guerras, duelos y ritos, reflejando su cultura, su clase y su arte.

En este artículo, vamos a hacer un recorrido por la historia de la espada europea desde el siglo XVI hasta el XVIII, enfocándonos en cuatro tipos principales: las espadas roperas de lazos, de concha, de taza y los espadines.

Veremos cómo estas espadas se adaptaron a los cambios sociales, culturales y tecnológicos de la época, y cómo se relacionaron con las diferentes regiones y ejércitos de Europa.

 Las espadas de lazos

Las espadas roperas de lazos aparecieron en el siglo XVI en España, como una evolución de las espadas medievales de una mano. Se distinguían por tener una hoja recta y larga, de uno o dos filos, y una guarnición compleja formada por arcos metálicos entrelazados, llamados lazos, que protegían la mano del espadachín.

Estas espadas eran de gala y de duelo, que se usaban tanto de punta como de corte, y que se extendieron por toda Europa con el nombre de rapier o rapière. Eran las espadas propias de los nobles, los cortesanos y los aventureros, que las portaban como símbolo de distinción y honor.

Las espadas roperas de lazos se asociaron con el auge del Imperio Español, que dominó gran parte de Europa y América durante el siglo XVI. Los tercios españoles, considerados los mejores soldados de la época, usaban estas espadas junto con las picas y los arcabuces, formando una combinación letal en el campo de batalla.

 

Espadas roperas de concha

A finales del siglo XVI y principios del XVII, las espadas roperas de lazos empezaron a ser reemplazadas por otras con una guarnición más cerrada, que cubría casi por completo la mano con placas de metal, llamadas conchas. Estas espadas eran más ligeras y ágiles, y se enfocaban más al uso de la punta que del corte.

Eran las preferidas por los maestros de esgrima italianos y franceses, que desarrollaron un estilo refinado y elegante de combate, basado en la destreza, la velocidad y la precisión. Estas escuelas de esgrima se difundieron por toda Europa, influyendo en la cultura y la moda de la época.

Las espadas roperas de concha se relacionaron con el periodo de la guerra de los treinta años, que enfrentó a las potencias católicas y protestantes de Europa entre 1618 y 1648. Esta guerra fue una de las más sangrientas y devastadoras de la historia, que cambió el equilibrio político y religioso del continente.

Espadas roperas de taza

A mediados del siglo XVII, las espadas roperas de concha evolucionaron hacia unas con una guarnición aún más cerrada, que tenía forma de taza o cazoleta. Estas espadas eran más robustas y pesadas, y se usaban principalmente de punta, con una técnica de esgrima basada en el ataque y la defensa con la misma arma

 

Eran las favoritas de los maestros de esgrima españoles, que las consideraban más seguras y eficaces que las de concha. Estos maestros defendían el estilo español de esgrima, llamado la verdadera destreza, que se basaba en la geometría, la matemática y la filosofía

Las espadas roperas de taza se vincularon con el declive del Imperio Español, que sufrió una serie de crisis económicas, sociales y militares durante el siglo XVII. A pesar de ello, España mantuvo su prestigio y su influencia en el ámbito cultural y artístico, con figuras como Velázquez, Cervantes o Calderón de la Barca.

Espadines

A finales del siglo XVII y principios del XVIII, las espadas roperas de taza empezaron a ser sustituidas por unas más cortas y estrechas, llamadas espadines. Estas espadas tenían una hoja de sección triangular o cuadrangular, sin filo, y una guarnición simple, formada por una cruz y un gavilán.

Eran espadas exclusivamente de punta, que se usaban como arma de duelo y de moda, acompañando al traje civil. Su origen se atribuye a Francia, donde se popularizaron con el nombre de épée. Eran las espadas características de los caballeros, los diplomáticos y los intelectuales, que las usaban como signo de refinamiento y cortesía.

Los espadines se asociaron con el periodo de la Ilustración, que se desarrolló en Europa durante el siglo XVIII. Este movimiento se caracterizó por el auge de la razón, la ciencia y el progreso, que cuestionaron los dogmas religiosos y políticos, y propiciaron las revoluciones liberales y democráticas.

Variantes de las espadas roperas

Además de los cuatro tipos principales de espadas roperas, existieron otras variantes que merecen ser mencionadas, como las espadas roperas Pappenheimer y las de farol, que se diferenciaban de las de lazos y de concha, respectivamente.

Espadas roperas Pappenheimer

Estas espadas reciben su nombre del conde Gottfried Heinrich zu Pappenheim, un famoso coronel alemán durante la guerra de los treinta años. Se caracterizan por tener una guarnición de lazos con dos conchas perforadas que cubren parcialmente la mano. La hoja es recta y de doble filo, con una sección en forma de diamante. Eran espadas muy populares en Alemania y en el norte de Europa, y se usaban tanto de punta como de corte

 

Espadas de farol

Estas espadas se llaman así por la forma de farol o linterna que tiene su guarnición. Consiste en una cazoleta simétrica de donde salen tres aros principales unidos entre sí por varios gavilanes enlazados. La hoja es recta, muy ancha, de doble filo y de sección lenticular. Se diferencian de las espadas de lazos en que no permiten introducir un dedo sobre el arriaz, lo que limita el control de la punta. Eran espadas típicas de Escocia y de algunos países del este de Europa, y se usaban principalmente de corte.

Conclusión

Como hemos visto, la espada europea ha experimentado una larga y compleja evolución a lo largo de la historia, adaptándose a los cambios sociales, culturales y tecnológicos. Cada tipo de espada refleja una época, una región y una forma de entender el arte de la esgrima, que ha sido y sigue siendo una parte esencial de la identidad europea

 

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